El Rubor, (tradicionalmente conocido como blush o "colorete") es un artículo de
maquillaje indispensable, verdadero para un toque "profesional", es también un
concentrado puro de "buen aspecto", que realza los rasgos y rejuvenece
el rostro. Además, el Rubor "blush" no está reservado sólo para los makeup más
sofisticados. ¡Basta con ser un poco hábil para obtener un resultado en el rostro
ultranatural!
Historia
En el Antiguo Egipto, el maquillaje para el rostro, estaba inicialmente reservado para los sacerdotes en las ceremonias festivas y los ritos funerarios, antes de generalizarse su uso entre las mujeres. La piel se untaba con un preparado ocre y amarillo que proporcionaba un reflejo dorado, las mejillas se realzaban con ocre rojo. Es el primer colorete (blush) de la historia.
En Grecia, durante la Antigüedad, las mujeres se enrojecían los pómulos con raíz de orcaneta o con zumo de mora.
En el siglo XVII, durante el reinado de Luis XIV, el colorete
se convirtió en el símbolo del amor y de la emancipación, pero también del
adulterio, del impudor. La cara se cubria de blanco, que evocaba la
virginidad y que daba la ilusión de pureza. El rojo era la marca del poder
aristocrático.
Cuando una mujer queria seducir, añadia rojo sobre sus
mejillas. A partir de 1673, todas ellas lo llevan. Se trataba de un
producto llamado "rojo de España", y que resultaba ser muy tóxico.
En el siglo XXI, en cambio, la burguesía se maquillaba poco, salvo el
uso de los polvos blancos para unificar la tez, y toque muy ligero de
rojo.
Un maquillaje no está completo sin el colorete, que hoy en día se conoce como "blush".De igual forma que los ojos y los labios, los pómulos tienen mucho que ganar si son maquillados con el toque luminoso del "blush".
Modulable hasta el infinito, según su color y su textura, el colorete
proporciona el toque final de
buen aspecto y de tez fresca tanto a un
discreto "look nude", como a un elaborado maquillaje de fiesta
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